Seguido de esto, los autores en Madonna’s Drowned Worlds escribieron que el arquetípico hombre gay, que tiene muchas ansias por la moda, música y la vida romántica, está bien provisto por la artista. También observaron que su arte evolutivo es paralelo a la evolución de la cultura gay desde la década de 1980 hasta el presente. «Es precisamente su fluidez y flexibilidad lo que le permite reservar un lugar especial en la imaginación del colectivo».
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